El Retablo de Maese Pedro es fruto de un encargo hecho a Falla por la princesa de Polignac, a comienzos de 1919. La princesa deseaba una ópera destinada a los espectáculos de títeres que montaba en sus salones privados. Falla se inspiró en la escena de los títeres del Retablo de Maese Pedro que aparece en los capítulos XXV y XXVI del Quijote de Cervantes. Él mismo adaptó el libreto, respetando el texto original de los fragmentos escogidos. La elección de Falla no es casual. Esos capítulos del Quijote son un prodigio de búsqueda de libertad, de modernidad, de sensibilidad y de sencillez.

El retablo se basa en la polifonía del XVII (Cancionero Musical Español, fragmentos inspirados en la obra del guitarrista aragonés Gaspar Sainz), y en cantos populares (los pregones), en la más pura línea creativa del autor.

La acción se divide seis cuadros precedidos por el pregón y sinfonía de Maese Pedro: el pregón, la corte de Carlomargo, Melisendra, el suplicio del moro, Los Pirineos, la fuga y la persecución (final). La obra finaliza con la hazaña y canto de gloria de Don Quijote.